Preguntas frecuentes y respuestas
Hola. Mi Nombre es Kamila. Tengo 23 años, y hace 12 que soy una trichster.
La tricotilomania', es un hábito o comportamiento recurrente e irresistible dirigido a arrancarse el propio cabello o los vellos de distintas zonas del cuerpo. Puede definirse como un trastorno de la conducta que puede llegar a manifestarse en un arrancamiento compulsivo del pelo, produciendo desde pequeñas pérdidas de cabello hasta calvicie severa. Se trata de un padecimiento comúnmente crónico y difícil de tratar --> Wikipedia.
Como lo aclara wikipedia, es un comportamiento o “tic“compulsivo con el que tenemos que vivir algunas personas. Yo soy una de ellas.
Siempre lo he dicho. Es fácil quizá el hecho de criticar, opinar o decir “deja de hacerlo” yo misma me lo he venido repitiendo por años.
¿Por qué? Es una de las preguntas que también tengo como título desde hace mucho. Sin embargo aun no tengo la respuesta.
Comencé con esto a los 11 años. En ese tiempo me arrancaba los cabellos en las sienes; izquierda y derecha. Mi madre me peinaba y veía que cada vez tenía menos cabello en esa zona. Pero nunca se dio cuenta hasta varios años después. No recuerdo bien en que pensaba al momento de hacerlo. Solo sé que los arrancaba a escondidas antes de ir a comer o por las tardes y se sentía suave e irritado al tacto luego. Pero estaba bien.
Tiempo después comenzaba, en cualquier zona donde mis dedos sintieran cabellos quebradizos, más gruesos que otros o simplemente donde se sintiera bien jalar. Los años fueron pasando y las partes a arranar migraron, pasando por la parte frontal de la cabeza a la coronilla formando una especie de camino quebradizo que sin darme cuenta de volvió notorio y casi imposible de cubrir. También en la parte trasera de la oreja y en la nuca.
Básicamente para muchas personas es tonto el hecho de que alguien se pase la vida arrancándose cabellos y llenando el suelo de estos. Lo más común es llegar a creer que lo que se busca es llamar la atención o que somos personas débiles que no saben cómo reaccionar ante su vida. No es así.
No necesitas sufrir o estar necesariamente bajo estrés al momento de arrancarte los pelos. Y tampoco es tan simple salir de esto como parece. Duele mucho, no de manera física. Pero es una lucha larga y silenciosa que te carcome y dentro de ti grita muy alto al punto en que a veces te ves a ti misma cayendo sin tener los brazos desocupados para sujetarte.
En ocasiones pierdes la batalla y te sientes como ese borracho con trago en mano, diciéndose a sí mismo “no bebas; no”. En nuestro caso las personas con trico no huimos del alcohol, sino que luchamos diariamente con la voluntad y el movimiento de nuestras propias manos e impulsos. Al punto de querer cortarnos los dedos con tal de no hacerlo más o en mi caso, lastimándome las manos para no tocarme el cabello.
No importa el lugar o la circunstancia, sentada en el baño, en el bus, en clases, en el trabajo, en casa, con luz prendida o apagada, Incluso mientras caminas por la calle o mantienes una conversación con una o varias personas. Es vergonzoso cuando estás realizando actividad” X” rodeada de personas. Si el piso es claro y tu cabello oscuro a los minutos veras el piso lleno de cabellos. Una o más personas se darán cuenta y te miraran raro. En mi experiencia personal llegue al punto en que deje de avergonzarme y de intentar empujar con el pie los cabellos a un lado para luego tomarlos en el primer descuido y poder botarlos. Ahora lo hago donde sea y no pienso o me preocupo por el hecho de si me miran o no. Y me avergüenza darme cuenta de ello.
Si te preguntas si duele, la respuesta es: No. Es decir, duele si te los arrancas en una misma zona ya esta queda sensible y duele pasar la mano por allí pero no interesa, ese dolor a la vez suele ser liberador. Pero supongo que es variable en cada persona.
Podría tratarse de una especie de trance donde pasan segundos, minutos a veces horas. Si, horas. Y no interesa nada; porque no piensas, y si lo haces no importa mucho lo que suceda alrededor en ese momento.
Estas quitándote los cabellos y hasta que reaccionas y vuelves a ti mismo no te das cuenta de que en esos segundos, minutos, horas llenaste el piso y toda la ropa de cabellos enteros, partidos rotos y con raíz…
Ir a la peluquería y cortarte el cabello es una parte difícil, siempre habrá una persona curiosa que cuando vea “esa parte” de tu cabeza te mire raro o te pregunte que sucedió. En mi caso lo disimule diciendo que mi sobrina me había puesto chicle, y me había cortado esa parte que estaba ahora mismo en crecimiento, lo mismo para las otras partes. Me dolía intentar sonreír y hacerme la cínica. Fue doloroso ir a la peluquería e intente no llorar con todas mis fuerzas.
Las otras partes del cuerpo no son tan notorias a la vista, ya que los bellos son más pequeños (brazos, piernas).
Ganchos vinchas, clips, ligas. Todo tipo de accesorios para el cabello que me permitan tapar hueco A con cabello B para pasar luego C a intentar tapar D… es tarea de todos los días. No importa si lo trenzas, lo sujetas, incluso si esta increíblemente lacio. Solo con el tacto es fácil encontrar en segundos cabellos listos para ir al suelo.
Las personas a tu alrededor no dejaran de pensar una y mil cosas sobre tu condición. Si jamás te han visto y ven tus huecos hasta piensan que estas en tratamiento de quimioterapia y te miran con lastima y bondad.
Para las personas que suelen conocer sobre tu estado, familia o tus amigos cercanos, los gritos y comentarios irónicos nunca faltan. En mi caso siempre gano un manotón o un grito delante de quien sea de parte de mi madre o un jalón de oreja de parte de una amiga.
Está bien… de veras lo intento.
Y si, “es ridículo” siempre lo dicen.
Pero es más que eso.
Nadie más que yo quisiera que dejar de hacerlo
Esta más allá de tener las manos ocupadas y llenar la cabeza de cosas positivas. Incluso en los días mas tranquilos y de menos estrés cuando reacciono ya hay cabellos en la cabeza.
La parte izquierda de mi cabeza tiene menos cabellos que la parte derecha y a su vez esta mucho más corta que la otra. Me resulta casi imposible sujetarme el cabello hacia arriba sin usar gancho so una vincha que tape lo huequitos y no puedo tener el cabello suelto ya que ahora mismo, mientras escribo esto no tengo un solo gancho que me permita jalar cabello de otro lado para tapar el enorme hueco de mi coronilla.
He intentado muchos métodos, desde los antidepresivos que tomaba en mi tiempo de tratamiento: Anafranil, fluoxetina (Prozac) visitas a psiquiatras, lectura, dibujo, y si. Todo ayuda hasta cierto punto. Pero son veinticuatro horas, en la que sucede que en determinado momento despiertas y te estas arrancando nuevamente la cabeza. Soy hiperactiva en demasía y no puedo estar quieta, aun pensando y haciendo cosas siempre parezco encontrar tiempo para agujerearme la cabeza.
Con o sin estrés, con o sin culpa, son o sin odio, con o sin dolor, con o sin remordimiento.
Sin importar que. Ganchos, extensiones o pelucas. Días o meses de triunfo sobre recaídas y nuevos intentos. Esta guerra con altas y bajas, más y menos cabellos aun no la gano. Pero estoy en ello, todos los días.
Mi intención no es ser el ejemplo de nadie, queda claro que no estoy ganando la guerra, pero este espacio es mio. Y necesitaba hablarlo con alguna pared. Quiza, mañana leere esto y habre ganado.
Si alguien lo lee. Gracias. Si tienes algo que decir o no en forma de crítica, burla o comentario comun, gracias también.
Yo lo hice para mí.
Un texto muy interesante y honesto. Ojalá ganes la guerra. Saludos desde México.
ResponderEliminaraudioMantra∟
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