"Hacía pocos días que se había tomado de mí desesperadamente, y después
ocurrió algo que ni siquiera está claro para mí ahora, y por su propia
voluntad subió al tren y me volvió a mirar con esa sonrisa triste y
enigmática que me desconcierta, que es injusta, forzada, de la que
desconfío con toda mi alma. Y ahora soy yo, parado en la sombra del
viaducto, quien tiendo los brazos hacia ella desesperadamente y en mis
labios aparece esa misma sonrisa inexplicable, esa máscara que he
colocado sobre mi pena. Puedo quedarme aquí parado y sonreír
inexpresivamente, y por fervorosas que sean mis plegarias, por
desesperado que sea mi anhelo, hay un océano entre nosotros..."
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