"...las ansiedades, ...las excepciones de orden físico y moral, el espíritu de negación, los embrutecimientos, las alucinaciones servidas por la voluntad, ...los tormentos, ...las lágrimas, ...las particularidades químicas del buitre misterioso que espía la carroña de alguna ilusión muerta, las experiencias precoces y abortadas, ... la terrible monotonía del orgullo, la inoculación de los estupores profundos, las envidias, las traiciones, ...todo lo que es sonámbulo, nocturno, somnífero, tuberculótico, ...este árbol de la muerte intelectual, las úlceras perfumadas, los muslos de las camelias, la culpabilidad de un escritor que se desliza por la pendiente de la nada y se autodispersa dando gritos de júbilo, los remordimientos, los graves esputos sobre los axiomas sagrados, ...los arrebatos ante estos inmundos carneros que me ruborizo de nombrar...
...Sí, buenas gentes, soy yo el que os ordena quemar sobre una azada enrojecida por el fuego, con algo de azúcar amarillo, el ánade de la duda con sus labios de vermut que esparciendo en melancólica lucha entre el bien y el mal lágrimas que no vienen del corazón, crea en todas partes, sin máquina neumática, el vacío universal. Es lo mejor que os queda por hacer..."
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