30/5/11

Lázaro Vuelve


 


A través de imágenes difusas, tanteando la frontera, un territorio gris y lánguido, un
hiato de miasmas de bostezos y pozos de sueño intermitente, Lee se enteró de que aquel
joven yonqui que estaba allí, en su habitación, a las diez de la mañana, volvía de pasar
dos meses en Córcega haciendo pesca submarina y descolgándose de la droga...
«Ha venido a exhibir su cuerpo nuevecito», decidió Lee con el escalofrío del
despertar sin droga. Sabía que estaba viendo — ah, sí, Miguel, gracias— los últimos tres
meses sentado en el Metropol completamente pasado ante un relámpago rancio,
amarillo ya, que envenenaría a un gato dos horas después, y decidió que el esfuerzo
necesario para ver a Miguel a las diez de la mañana era más que suficiente sin necesidad
de añadir la tarea intolerable de corregir un error («¿Qué es esto, una puta granja?»), lo
que fijaría la imagen presente de Miguel en territorios mucho más frecuentados, como
un objeto demasiado grande, incómodo, que no cabe en la maleta.
—Estás estupendamente —dijo Lee, borrando con una servilleta sobada e
indiferente los signos más evidentes de disgusto, mientras descubre en la cara de Miguel
el rezumo gris de la droga, los surcos de la miseria, como si hombre y vestido hubieran
deambulado años y años por los callejones del tiempo sin una sola estación espacial en
la que reposar...
«Además, cuando pudiera corregir el error... Lázaro vuelve a casa... Paga a tu
Hombre y vuélvete... ¿Para qué voy a querer ver tu vieja carne hipotecada?»
—Bueno, es estupendo que te hayas descolgado... Me alegro mucho por ti —Miguel
nadaba por la habitación arponeando peces con la mano...
—Cuando estás allí abajo no piensas nunca en el caballo.
—Estás mucho mejor así —dijo Lee, acariciando distraídamente una cicatriz de
aguja en el dorso de la mano de Miguel, siguiendo las arrugas y dibujos de la carne
blanda, púrpura, con un lento movimiento sinuoso.
Miguel se rascó el dorso de la mano... Miró por la ventana... Su cuerpo se
estremecía con pequeños movimientos, galvanizados a medida que se van encendiendo
los conductos de la droga... Lee seguía sentado, esperando.
—Nadie se vuelve a enganchar por una esnifada, chico.
—Sé lo que hago.
—Eso dicen todos.
Miguel cogió la lima de las uñas. Lee cerró los ojos.
—Es demasiado aburrido.
—Hum, gracias, fue fabuloso —los pantalones de Miguel cayeron hasta los tobillos.
Quedó allí de pie bajo su cobertura de carne informe que pasaba del marrón al verde, se
hacía incolora, a la luz de la mañana, se desprendía a goterones sobre el suelo.
Los ojos de Lee se movieron en la materia de su cara... Un leve destello frío, gris...
—Limpia eso —dijo—. Ya hay bastante porquería sin ello.
Lee quitó de en medio el paquete de heroína.
Lee vivía permanentemente en estado de tercer día de carencia con, naturalmente,
ciertos intervalos para alimentar los fuegos que ardían en su materia gelatinosa amarillorosa-
castaño y mantenían a distancia la carne que acecha. Al principio su carne era
simplemente blanda, pero tan blanda que las partículas de polvo, las corrientes de aire o
el roce de un abrigo la rajaban hasta el hueso, si bien el contacto directo con puertas o
sillas no parecía causarle molestia alguna. Una carne blanda, titubeante, en la que las
heridas no cicatrizaban... Largos tentáculos, blandos, fungosos, se enroscaban en torno a
los huesos desnudos. Un olor mohoso a testículos atrofiados envolvía su cuerpo en un
velo de pelusa gris...
La primera vez que tuvo una infección grave, el termómetro se puso a hervir y
disparó una bala de mercurio que se alojó en el cerebro de la enfermera, que cayó
muerta con un grito desgarrador. El médico echó una ojeada y cerró de un portazo las
puertas de acero de la esperanza. Luego ordenó que el lecho ardiente y su ocupante
fueran expulsados inmediatamente del recinto del hospital.
—¡Seguro que puede hacerse su propia penicilina! —rugió.
Pero la infección quemó el moho... Lee vivía ahora en grados de transparencia
variables... No era exactamente invisible, sino más bien, difícil de ver. Su presencia
apenas atraía la atención... La gente lo ocultaba con un proyecto o lo desechaba como
un reflejo, una sombra: «Algún juego de luces o un anuncio de neón. »
Lee sintió los primeros temblores sísmicos de una vieja amiga, la Quemadura Fría.
Empujó al Espíritu de Miguel hacia la puerta con un tentáculo amable pero firme.
—¡Dios mío! —dijo Miguel—, ¡tengo que irme! —Y salió corriendo.
Del resplandeciente núcleo de Lee brotaron llamaradas de histamina rosa que
cubrieron su periferia descarnada. (Era una habitación a prueba de incendios, con las
paredes de hierro salpicadas de ampollas y cráteres lunares.) Se saltó el régimen y se
metió un fije doble.
Decidió ir a visitar a un colega, Joe el Inútil, que se había quedado enganchado a
raíz de un ataque de bang-utot en Honolulú.
(Nota: Bang-utot, literalmente «gemir e intentar levantarse... ». La muerte se
produce en el transcurso de una pesadilla... La enfermedad se registra entre varones
originarios del sudeste de Asia... En Manila se cuentan unos doce casos mortales de
bang-utot al año.
Un individuo que sobrevivió declaró que «un hombrecito» sentado sobre su pecho
le asfixiaba.
Las víctimas saben casi siempre que van a morir, manifiestan el temor de que sus
penes les penetren en el cuerpo y les maten. En algunos casos se aferran al pene en un
estado de histeria aguda y chillan pidiendo ayuda por si el pene se escapa y les atraviesa
el cuerpo. Las erecciones involuntarias, como las que se producen durante el sueño con
toda normalidad, son consideradas especialmente peligrosas y susceptibles de originar
un ataque fatal... Un hombre se montó un invento del tebeo para evitar las erecciones
durante el sueño. Y se murió de bang-utot.
Una detenida autopsia de las víctimas del bang-utot no ha revelado ninguna razón
orgánica para sus muertes. Son frecuentes las señales de estrangulación [¿qué las
provoca?]; a veces ligeras hemorragias en páncreas y pulmones, insuficientes para
provocar la muerte y también de origen desconocido. El autor considera que la causa de
la muerte puede estar en un desplazamiento de la energía sexual que determinaría la
erección de los pulmones y la consiguiente estrangulación... [Véase el artículo del
doctor Nils Larsen, Los hombres del sueño mortal, en el Saturday Evening Post, del 3
de diciembre de 1955. También un texto de Erle Stanley Gardner en la revista True. ])
El Inútil vivía bajo un terror permanente a las erecciones, con lo cual su cuelgue
crecía y crecía. (Nota: es un hecho bien conocido y sabido, es un hecho notorio, manido
y repetido hasta el aburrimiento, que todos los que se enganchan a causa de una
enfermedad cualquiera, se verán obsequiados, durante los períodos de escasez o
privación [esa cosa tan divertida, ya sabes], con una cuenta que crece en progresión
geométrica, escandalosamente hinchada.)
El electrodo conectado a uno de sus testículos dio un leve chispazo y el Inútil se
despertó al olor de carne quemada y alargó el brazo hacia una jeringa cargada. Adoptó
una postura fetal y se introdujo la aguja en la columna vertebral. La sacó con una cuenta
que crece en progresión geométrica, escandalosamente hinchada.
Estoy delante de una farmacia esperando las nueve, hora de abrir. Dos chicos árabes
arrastran unos cubos de basura hasta la puerta de madera alta y robusta, en una pared
encalada. Polvo salpicado de orina ante la puerta. Uno de los chicos se inclina para
empujar los pesados cubos, los pantalones marcan un culo joven, esbelto. Me mira con
la mirada neutra y apacible de un animal. Me despierto sobresaltado, como si el
muchacho fuera real y me hubiera perdido la cita que tenía con él esta tarde.
—Esperamos compensaciones adicionales —dice el Inspector en una entrevista con
este Reportero—. De lo contrario —el Inspector eleva una pierna con un típico gesto
nórdico—, el descompresor, ¿verdad? Aunque quizá podamos suministrar la cámara de
descompresión adecuada.
El Inspector se desabrocha la bragueta y empieza a buscarse ladillas, y se pone un
ungüento que lleva en un tarrito de cerámica. Está claro que la entrevista ha terminado.
—¿No se irá usted, verdad? —exclama—. Bien, como dijo un juez a otro juez: «Sé
justo, y si no puedes ser justo, sé arbitrario. »
»Lamento no poder observar las obscenidades acostumbradas. —Levanta la mano
derecha, cubierta de un apestoso ungüento amarillo.
Nuestro Reportero se abalanza para estrechar la mano pringosa entre las suyas.
—Ha sido un placer, Inspector, un placer inimaginable —dice quitándose los
guantes y haciéndolos una pelota que arroja a la papelera—. A cuenta de la empresa —
sonríe.


El Almuerzo Desnudo 1991 / Download






Dirección: David Cronenberg.
Año: 1991.
Duración: 115 min.
Género: Drama, fantástico.
Interpretación: Peter Weller (William Lee), Judy Davis (Joan Frost/Joan Lee), Ian Holm (Tom Frost), Julian Sands (Yves Cloquet), Roy Scheider (Dr. Benway), Monique Mercure (Fadela), Nicholas Campbell (Hank), Michael Zelniker (Martin), Robert A. Silverman (Hans), Joseph Scorsiani (Niki).
Guión: David Cronenberg; basado en la novela de William S. Burroughs.
Música: Howard Shore.
Fotografía:
Peter Suschitzky.





28/5/11

Me seducen las distancias lejanas:






 Me seducen las distancias lejanas, el inmenso vacío que proyecto sobre el mundo. Crece en mí una sensación de vaciedad; se infiltra en mi cuerpo como un fluido ligero e impalpable. En su avance, como una dilación hasta el infinito, siento la presencia misteriosa de los sentimientos más contradictorios que ha acogido jamás el alma humana. Soy feliz e infeliz a la vez. Estoy exaltado y deprimido, desbordado por el placer y la desesperación en la más contradictoria de las armonías. Estoy tan alegre y tan triste que en mis lágrimas se reflejan el cielo y la tierra al mismo tiempo. Aunque sea solamente por la alegría de mi tristeza, querría que no hubiera más muerte en esta Tierra. "

de: En las cimas de desesperacion


24/5/11

Keynell

La luz de la vida


Las formas ondeantes de Debussy suenan melancolias en una melodia inmortalizada como Claire de Lune junto a imagenes de un Japones que viene a darnos una nueva version de esta antigua melodia,
Daihei Shibata: The light of Life


22/5/11

Lautreamont:




"...las ansiedades, ...las excepciones de orden físico y moral, el espíritu de negación, los embrutecimientos, las alucinaciones servidas por la voluntad, ...los tormentos, ...las lágrimas, ...las particularidades químicas del buitre misterioso que espía la carroña de alguna ilusión muerta, las experiencias precoces y abortadas, ... la terrible monotonía del orgullo, la inoculación de los estupores profundos, las envidias, las traiciones, ...todo lo que es sonámbulo, nocturno, somnífero, tuberculótico, ...este árbol de la muerte intelectual, las úlceras perfumadas, los muslos de las camelias, la culpabilidad de un escritor que se desliza por la pendiente de la nada y se autodispersa dando gritos de júbilo, los remordimientos, los graves esputos sobre los axiomas sagrados, ...los arrebatos ante estos inmundos carneros que me ruborizo de nombrar...
...Sí, buenas gentes, soy yo el que os ordena quemar sobre una azada enrojecida por el fuego, con algo de azúcar amarillo, el ánade de la duda con sus labios de vermut que esparciendo en melancólica lucha entre el bien y el mal lágrimas que no vienen del corazón, crea en todas partes, sin máquina neumática, el vacío universal. Es lo mejor que os queda por hacer..."

Cisne:

17/5/11

16/5/11

de: La Alegoria de la Caverna




-Después de eso -proseguí - compara nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación con una experiencia como ésta:

Represéntate hombres en una morada subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada abierta, en toda su extensión, a la luz. En ella están desde niños con las piernas y el cuello encadenados, de modo que deben permanecer allí y mirar sólo delante de ellos, porque las cadenas les impiden girar en derredor las cabeza. Más arriba y más lejos se halla l luz de un fuego que brilla detrás de ellos; y entre el fuego y los prisioneros hay un tabique construido de lado a lado, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima del biombo, los muñecos.
-Me lo imagino.
- Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pasan sombras que llevan toda clase de utensilios y figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra y madera y de diversas clases; y entre los que pasan unos hablan y otros callan.
-Extraña comparación haces, y extraños son esos prisioneros.
-Pero son como nosotros. Pues en primer lugar, ¿crees que han visto de sí mismos, o unos de los otros, otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego en la parte de la caverna que tienen frente a sí?
4-Claro que no, si toda su vida están forzados a no mover las cabezas.
-¿Y no sucede lo mismo con los objetos que llevan los que pasan del otro del tabique?
-Indudablemente.
-Pues entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar
nombrando a los objetos que pasan y que ellos ven?
-Necesariamente.
-Y si la prisión contara con un eco desde la pared que tienen frente a sí, y
alguno de los que pasan del otro lado del tabique hablara, ¿ no piensas que
creerían que lo que oyen proviene de la sombra que pasa delante de ellos?
- ¡Por Zeus que sí !
- ¿ Y que los prisioneros no tendrían por real otra cosa que las sombras de los
objetos artificiales transportados?
- es de toda necesidad.
- Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de
ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz y , al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿ Qué piensas que respondería si se le dijese que lo que había
visto antes eran fruslerías y que ahora en cambio, está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le mostrara
cada uno de los objetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿ no piensas que se sentiría en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le muestran ahora?
- Mucho más verdaderas.
- Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿ no le dolerían los ojos y trataría
de eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar que éstas son realmente más claras que las que se le muestran?
- Así es.
- Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin
soltarlo antes de llegar hasta la luz del sol, ¿ no sufriría acaso y se irritaría por
ser arrastrado y, tras llegar a la luz, tendría los ojos llenos de fulgores que le impedirían ver uno solo de los objetos que ahora decimos que son los verdaderos ?
- Por cierto, al menos inmediatamente.
- Necesitaría acostumbrarse, para poder llegar a mirar las cosas de arriba. En primer lugar miraría con mayor facilidad las sombras, y después las figuras de los hombres y de los otros objetos reflejados en el agua, luego los hombres y los objetos mismos. A continuación contemplaría de noche lo que hay en el
cielo y el cielo mismo, mirando la luz de los astros y la luna más fácilmente que, durante el día, el sol y la luz del sol.
-Sin duda.
- Finalmente, pienso, podría percibir el sol, no ya en imágenes en el agua o en otros lugares que le son extraños, sino contemplarlo cómo es en sí y por sí, en
su propio ámbito.
-Necesariamente.
-Después de lo cual concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las estaciones y los años y que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo es causa de las cosas que ellos habían visto.
- Es evidente que, después de todo esto, arribaría a tales conclusiones.
- Y si se acordara de su primera morada, del tipo de sabiduría existente allí y de sus entonces compañeros de cautiverio, ¿no piensas que se sentiría feliz
del cambio y que los compadecería?
- Por cierto.
-Respecto de los honores y elogios que se tributaban unos a otros, y de las
recompensas para aquel que con mayor agudeza divisara las sombras de los objetos que pasaban detrás del tabique, y para el que mejor se acordase de cuáles habían desfilado habitualmente antes y cuáles después, y para aquel de
ellos que fuese capaz de adivinar lo que iba a pasar, ¿te parece que estaría deseoso de todo eso y que envidiaría a los más estaría deseoso de todo eso y que envidiaría a los más honrados y poderosos entre aquellos? ¿ O más bien
no le pasaría como al Aquiles de Homero, y "preferiría ser un labrador que fuera siervo de un hombre pobre" o soportar cualquier otra cosa, antes que volver a su anterior modo de opinar y a aquella vida ?
- Así creo también yo, que padecería cualquier cosa antes que soportar aquella vida.
- Piensa ahora esto: si descendiera nuevamente y ocupara su propio asiento, ¿no tendría ofuscados los ojos por las tinieblas, al llegar repentinamente del sol?
- Sin duda.
- Y si tuviera que discriminar de nuevo aquellas sombras, en ardua competencia con aquellos que han conservado en todo momento las cadenas, y viera confusamente hasta que sus ojos se reacomodaran a ese estado y se
acostumbraran en un tiempo nada breve, ¿ no se expondría al ridículo y a que se dijera de él que, por haber subido hasta lo alto, se había estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar hacia arriba? Y si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz, ¿ no lo matarían, si pudieran
tenerlo en sus manos y matarlo?
- Seguramente.
- Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio le la vista con la morada-prisión, y la luz del fuego que ha en ella con el poder del sol; compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto
es realmente cierto; en todo caso, lo que a mi me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es la Idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa de todas las cosas rectas y bellas,
que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y que
es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público.
- Comparto tu pensamiento, en la medida que me es posible.
- Mira también si lo compartes en esto: no hay que asombrarse de que quienes han llegado allí no estén dispuestos a ocuparse de los asuntos humanos, sino que sus almas aspiran a pasar el tiempo arriba; lo cual es natural, si la alegoría
descrita es correcta también en esto.
- Muy natural.
- Tampoco sería extraño que , de contemplar las cosas divinas, pasara a las humanas, se comportase desmañadamente y quedara en ridículo por ver de modo confuso y, no acostumbrado aún en forma suficiente a las tinieblas circundantes, se viera forzado, en los tribunales o en cualquier otra parte, a disputar sobre sombras de justicia o sobre las figurillas de las cuales hay sombras, y a reñir sobre esto del modo en que esto es discutido por quienes
jamás han visto la justicia en sí.
- De ninguna manera sería extraño.
- Pero si alguien tiene sentido común , recuerda que los ojos pueden ver confusamente por dos tipos de perturbaciones: uno al trasladarse de la luz a la tiniebla, y otro de la tiniebla a la luz; y al considerar que esto es lo que le sucede al alma, en lugar de reírse irracionalmente cuando la ve perturbada e
incapacitada de mirar algo, habrá de examinar cuál de los dos casos es: si es que al salir de una vida luminosa ve confusamente por falta de hábito, o si, viniendo de una mayor ignorancia hacia lo más luminoso, es obnubilada por el resplandor. Así, en un caso se felicitará de lo que le sucede y de la vida a que accede; mientras en el otro se apiadará, y si se quiere reír de ella, su risa será menos absurda que si se descarga sobre el alma que desciende de la luz. 



14/5/11

Begotten / Download







Año:1990
Genero: Cine Experimental, Gore
Dirección: E. Elias Merhige
Duración: 1h 18 m
Guión: E. Elias Merhige
Director de Fotografía: E. Elias Merhige
Dirección de Arte: Harry Duggins
Sonido: Evan Albam
Actores: Brian Salzberg Donna Dempsey Stephen Charles Barry







Destruccion Primera





 I

Un óvulo recorre mis espinas
buscando el esperma que has depositado en mis labios
la existencia se escurre de mí vomitando dos células fecundadas
que se resignan a morir bajo el peso de tus huesos


 II

Mis pesadillas han desplegado murciélagos
que se esconden bajo mi cama,
en avenidas que caminan por las paredes de mi cuarto
Detesto el olor a viento que tu sonrisa desprende
no me toques, no me toques porque el calor de mi sexo
es un papel que me cubre y no me deja morir
estoy matando ángeles con mi cabeza para atarlos a tu cintura
…masticando la tierra que tu sexo despide
He cazado mariposas para quemarlas,
he visto morir los objetos bajo el peso de su propia belleza
me he visto morir…. Y tengo miedo.



 III

El verbo que concibo se desintegra con pupilas que perforan mi cráneo
t(ú) imagen ya no se refleja en los espejos
He perdido el rostro en oscuridades inciertas
Mi –yo- se fragmenta con cada idea que inútilmente intento construir
me pierdo en tierra de imposibilidades depositadas por tu aliento
Ya no tengo rostro
Las máscaras ya no esconden mis miedos
ni la repugnante tierra que realmente soy
me quiebro como cristales que estoy clavando en mi vagina
Intensidad con que intento destruirme cada noche
Alguien sostiene mis cabellos.
Sus manos permanecen inmunes a la sangre que derraman mis ojos
voy, con los puños cerrados
lista para elevarme y morder todas las cuerdas.
Me estoy consumiendo en caricias que pretendo no sentir
estoy clavando las uñas en tu sombra
para ahogar el grito de mi piel.


 IV

Mi voz no puede ser eco de tus risas
Los muros rojos han caído
quedando en un interminable corte final
No se cómo recoger las hojas
de los árboles que eres, que soy, que hemos sido…
La tentación de alimentar el pasado me persigue
estoy cortando mis pupilas para destruir el mundo que me conforma
estoy atando mis palabras
envenenando mi sexo
estoy lamiendo las sábanas que te cubren
estoy contando los días… y los cráneos que he partido por la mitad
¿alguien siente la confusión de mis latidos?


 V

Incluso el sol desta mañana no puede
sonreír ni llorar a través de mis ojos
…de mi piel abierta
Todo te guía hacia la bestia que engulle
los espejos que reflejan su propia palidez
Las horas son un puñado de ecos que recogen nuestras voces desnudas.
Este círculo de ceniza…es mi única propiedad
lo deseo, lo deseo como a un poema
como a las estrellas incrustadas en mis paredes
como a la bestia que se pierde en un laberinto de hojas
Sobre tu cuerpo, navegante
la tierra avanza
sobreexpuesta a una curva que nunca se detiene
Algún día cesará el eco y las olas vivirán en mi piel.

 VI

Para que sirve un corazón
si no es para enterrar las rodillas en tierra
y matar un par de lágrimas con la piel
que se evaporan en cenizas,
para que si no es para coleccionar
calles como mariposas disecadas
sepultadas en el cielo a mediodía
Estoy agotada de correr tras tus cabellos
y de alimentar la furia de las avenidas
con golpes que devoro como agua
y gritos náufragos de mordidas
estoy agotada….
Pero alguien esta repitiendo tu nombre
en las paredes que ya no te pertenecen
entre las sábanas que he osado lavar
alguien me está señalando con el dedo
y no eres tú
Estoy atragantándome con papel
cubriendo mi útero con parches calcinados
para no usarlo jamás,
estoy escribiendo tu nombre
en círculos imaginarios
invisibles…
Porque todo se borra
Y la memoria no es más que un instrumento
Para destruirnos con evocaciones inútiles
y palabras incompletas


 VII

Púdrete en las tardes que reflejan
la asquerosa belleza de la luna
en las calles que llevan mi nombre
y en los poemas escritos en cartones con olor a tabaco.
He descubierto mi piel para caminar descalza
bajo la lluvia de tus seguridades,
ya no pretendo ser los días que te envuelven
ni las noches con olor a mar.
Camino, niño, con un vestido blanco
y el velo que no me atrevo a descubrir.


Sunset



de: El falso teclado

quítate el sombrero
si lo tienes,
quítate el pelo
que te abandona.
Quítate la piel,
las tripas, los ojos
y ponte un alma;
si la encuentras
...



Sin Coordenadas







Lugar
La Casa Ida
Nicolás de Piérola #767, Tercer Piso, centro de Lima.
Lima, Peru



Más información
SAB14· SIN COORDENADAS @ LaCasaIda

7pm ((. mOv)) Videoarte en mOvimiento, es una muestra de videoarte internacional, que en su año inaugural tiene por tema eje “cuerpo y mujer”.

- Proyección de videos seleccionados (2011)

- Video Performance MUTACIONES a cargo de
Diana Collazos, Carlos del Aguila y Juan Manuel Bermúdez


10pm
Expo Videos del colectivo "No Más Clavos" - Chile


11pm
Música sin detención
ERIC RAVINA
Electrónica chamánica a cargo de Eric Ravina http://lacasaida.org/ericravina
·Canto de la selva, estelar, libélulas...

PUNA
Original Experiencia Sónica
Paisajes Abstractos, susurros y retroalimentación, Ruido Melódico.
http://www.myspace.com/punamusic

AUTOBAHN303
Electrónica Hardware Techno
Marcha análoga
http://lacasaida.org/audio



Pierdete,


12/5/11

La muerte se escribe sola





la muerte se escribe sola
una raya negra es una raya blanca
el sol es un agujero en el cielo
la plenitud del ojo
fatigado cabrío
aprender a ver en el doblez
entresaca espulga trilla
estrella casa alga
madre madera mar
se escriben solos
en el hollín de la almohada

trozo de pan en el zaguán
abre la puerta
baja la escalera
el corazón se deshoja
la pobre niña sigue encerrada
en la torre de granizo
el oro el violeta el azul
enrejados
no se borran
no se borran
no se borran

Si me escucharas





si me escucharas

tú muerto y yo muerta de ti

si me escucharas

hálito de la rueda
cencerro de la tempestad
burbujeo del cieno

viva insepulta de ti
con tu oído postrero

si me escucharas

10/5/11

Reina de cenizas


Violo tus exequias, amada, difunta mía,
Párpados de lys, corona de doradas cucarachas,
Donde el reptil amargo y verde sueña.
Consuélame en mi trono de sangre, amada,
Donde a solas, rodeado de antorchas, me he dormido
Y no he escuchado tus heraldos,
Con fuego en la gorguera, cantar tu santa muerte.
Consuélame Reina, consuélame tremenda,
Yo soy el Rey en su torre y tú eres media luna alada,
Ceniza que gobierna, ataúd abierto y profanado.
¡Oh señora mía, luto de mi amor!
¿Qué antigua dicha, bajo tu enjoyado seno,
Bajo la imperial ceniza, alumbra?
Cae el terciopelo de tus fulgurantes clavículas,
La Muerte llega a tus pies,
Junto a mi yelmo, mi cráneo, mi esqueleto arrodillado
Ante las escamas negras del Infierno. 

8/5/11

Extn.21

La voz





Se encontraba mi cuna junto a la biblioteca,
Babel sombría, donde novela, ciencia, fábula,
Todo, ya polvo griego, ya ceniza latina
Se confundía. Yo era alto como un infolio.
Y dos voces me hablaban. Una, insidiosa y firme:
«La Tierra es un pastel colmado de dulzura;
Yo puedo (¡y tu placer jamás tendrá ya término!)
Forjarte un apetito de una grandeza igual.»
Y la otra: «¡Ven! ¡Oh ven! a viajar por los sueños,
lejos de lo posible y de lo conocido.»
Y ésta cantaba como el viento en las arenas,
Fantasma no se sabe de que parte surgido
Que acaricia el oído a la vez que lo espanta.
Yo te respondí: «¡Sí! ¡Dulce voz!» Desde entonces
Data lo que se puede denominar mi llaga
Y mi fatalidad. Detrás de los paneles
De la existencia inmensa, en el más negro abismo,
Veo, distintamente, los más extraños mundos
Y, víctima extasiada de mi clarividencia,
Arrastro en pos serpientes que mis talones muerden.

Y tras ese momento, igual que los profetas,
Con inmensa ternura amo el mar y el desierto;
Y sonrío en los duelos y en las fiestas sollozo
Y encuentro un gusto grato al más ácido vino;
Y los hechos, a veces, se me antojan patrañas
Y por mirar al cielo caigo en pozos profundos.
Más la voz me consuela, diciendo: «Son más bellos
los sueños de los locos que los del hombre sabio».


Casa de cuervos

así es este amor
uno solo y el mismo
con tantos nombres
que a ninguno responde
y tú mirándome
como si no me conocieras
marchándote
como se va la luz del mundo
sin promesas
y otra vez este prado
este prado de negro fuego abandonado
otra vez esta casa vacía
que es mi cuerpo
a donde no has de volver

Distortion


7/5/11

Tokio Blues



(Norwegian Wood)  

 Párrafo de una carta que Naoko escribe a Watanabe, desde una clínica de reposo:

...durante el juego, cuando miro a mi alrededor dejo de discernir quién es quién y todos me parecen deformados.
Un día se lo dije a mi médico y me respondió que mi impresión era, en cierto modo, correcta. Me explicó que no estamos aquí para corregir nuestras deformaciones, si no para acostumbrarnos a ellas. Afirmó que uno de nuestos problemas es la incapacidad de reconocerlas y aceptarlas. Y que, al igual que todos los seres humanos, tenemos un modo peculiar de andar, de sentir, de pensar y de ver las cosas, y que, por más que intentemos corregirlas, jamás lo conseguiremos.
Al contrario, si intentamos corregirlas a la fuerza, unicamente lograremos que se resientan otros aspectos. No hace falta decir que esto es una simplificación y sólo recoger una parte de los problemas que tenemos, pero entendí muy bien lo que trataba de decirme.
Tal vez somos incapaces de adaptarnos a nuestras deformaciones. Pero en este pequeño mundo la deformacón es la premisa. La llevamos en nuestro cuerpo, al igual que los indios llevaban en la cabeza las plumas que indicaban la tribu la que pertenecían. Vivimos en silencio para no herirnos los unos a los otros...