Querido amigo:
Te escribo para abrirte mi corazón y para confirmar mis propios sentimientos respecto de mí mismo. Yo mismo soy el instrumento de fuerzas poderosas que nacen y mueren en mí. Quisiera que mi vida sea un torrente fértil que recorra la tierra con alegría. Hasta el momento tú eres el único a quien puedo contar todo; bien, pues ahora soy rico, estoy lleno de ideas y sólo necesito trabajar. Estoy tremendamente excitado, pero se trata del tipo de excitación que precede a la felicidad y que es seguido por una actividad vertiginosa no interrumpida por el pensamiento. (...)
Un burgués me dijo hoy, con intención de insultarme, que mi cerebro estaba siendo desperdiciado. Me ha hecho mucho bien. Deberíamos recibir un recordatorio como ese cada día al levantarnos; pero ellos no nos comprenden, del mismo modo que no comprenden la vida. (...) Adios, amigo mío. Cuéntame cosas sobre ti como yo te las cuento sobre mí. ¿No es ese el significado de la amistad, escribir como uno quiera sobre lo que sea y descubrirse recíprocamente y a nosotros mismos?
Se despide.
Tu Dedo
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