Tendré que cambiar cortinas y ese reloj de tics-tacs viejos
las paredes piden blancos de sótanos a terrazas
descolgaré fotografías y cuadros
(ladrones de espacio que sólo hablan de inexistencias)
Debo cambiarlo todo, todo ha cambiado.
habrá más puertas y ventanas
y rincones, tan pequeños,
en los que no quepa nada, casi nada
quitaré a mi paso todo objeto de tropiezo
y quebraré los espejos de tanta monotonía.
Pondré candado a la insolencia.
¡El sillón se queda!
Voy a dormir, necesito salir de mi vida una rato.
Cuando despierte, mi nombre será mi casa.
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