11/3/10
...El verdadero dolor es incompatible con la
esperanza. Por grande que sea ese dolor, la
esperanza se levanta cien codos por encima.
Dejadme en paz, pues, con los indagadores. A tierra
las patas, abajo, perras ridículas, fabricantes de
confusión, farsantes. Aquello que sufre, que diseca
los misterios que nos rodean, no espera. La poesía
que discute las verdades necesarias es menos bella
que la que no las discute. Indecisiones acérrimas,
talento mal empleado, pérdida de tiempo: nada será
más fácil de verificar...
de: Poesias y cartas
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