24/11/09
"Fábricas de amor"
Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.
Albañil con vergüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz,
para poner dulzura en tu saliva.
Cuántas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano
mientras te describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche.
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte
antes de oír un solo sonido de tu alma.
22/11/09
El callejón de los milagros (fragmento)
Su rostro blanco y rosa despedía una luz alegre y la barba rubicunda lo envolvía de un halo lunar. En contraste con la solidez de su calma, todo el entorno daba la impresión de ajetreo e inquietud. La pureza y limpidez de su mirada hablaba de fé, bondad, amor y desinterés. Podría argüirse que después de su fracaso en la universidad se vio forzado a renunciar a los honores y que perdió la esperanza en lo perecedero de este mundo. Después de ver morir a todos sus hijos, no había tenido más remedio que compensar su penosa pérdida refugiándose en el reino del amor y la generosidad para cobrar ascendiente sobre el corazón del prójimo. Pero el mundo está lleno de desgraciados como él. ¿Y cuántos han hecho lo mismo? ¿cuántos se han hundido en la locura? ¿Y cuantos vuelcan la copa de su rencor contra cielos y tierra?.
Fuera cual fuere el secreto drama de su alma, su sinceridad era indudable. Era sincero en su fé, en su amor y en su generosidad. En cambio, resultaba extraño que hombre de bondad y generosidad tan reputada (y su reputación había llegado muy lejos) se comportara con tanta dureza y brusquedad, con tanta aspereza y grosería en su propia casa. Se dirá, sin duda, que obligado a renunciar al poder real en el mundo, lo ejercía sobre el único ser sometido a su voluntad, su esposa. Que compensaba su avidez insatisfecha mostrándose duro con ella. Pero hay que tener en cuenta las circunstancias de su medio social y de su época, las costumbres y la filosofía que regían, en su ambiente, la condición femenina. La mayoría de las personas de la clase social a la que pertenecía Husaini creía que a la mujer había que tratarla como a una niña, que esta era la única manera de hacerla feliz. Y lo cierto era que su esposa era la primera en estar convencida de que no tenía motivo de queja: estaba muy orgullosa de su marido y se consideraba una esposa feliz...
21/11/09
Edith Piaf ha muerto en la lluvia
Nada más que su voz de costurera sola
de mendigo golpeando en una estrella.
Nada más que su voz y una violeta pisoteada
mojándose en la calle.
Nada más que su voz y una luna de cartón y cabaret llorando
gastadas lágrimas de glicerina
mientras un hijo muere y se caen las lágrimas
como harapos al borde de violines.
Nada más que su voz que un arlequín escucha
en un gran hospital abandonado
mientras quizás la nieve
un bulevar
la cárcel
digan que también la conocieron.
Quizás hacia las dos de la mañana
cuando bajan los ojos las cortinas
una puta, un solterón, un saltimbanqui
alguien que alguna vez miró bajo los puentes
alguien que alguna vez lloró bajo la lluvia
digan que también la conocieron.
Murió a la hora en que los solitarios
caminan agachados
doblan la vida como un diario
la guardan bajo el brazo.
Esa mañana
Buenos Aires amaneció lleno de lluvia.
Junto a las hojas muertas
un gorrión se moría de alas a la calle.
de "Sucedió en la lluvia
20/11/09
El circo
Dos atletas saltan de un lado a otro de mi alma
lanzando gritos y bromeando acerca de la vida:
y no sé sus nombres. Y en mi alma vacía escucho siempre
cómo se balancean los trapecios. Dos
atletas saltan de un lado a otro de mi alma
contentos de que esté tan vacía.
Y oigo
oigo en el espacio sonidos
una y otra vez el chirriar de los trapecios
una y otra vez.
Una mujer sin rostro canta de pie sobre mi alma,
una mujer sin rostro sobre mi alma en el suelo,
mi alma, mi alma: y repito esa palabra
no sé si como un niño llamando a su madre a la luz,
en confusos sonidos y con llantos, o bien simplemente
para hacer ver que no tiene sentido.
Mi alma. Mi alma
es como tierra dura que pisotean sin verla
caballos y carrozas y pies, y seres
que no existen y de cuyos ojos
mana mi sangre hoy, ayer, mañana. Seres
sin cabeza cantarán sobre mi tumba
una canción incomprensible.
Y se repartirán los huesos de mi alma.
Mi alma.
Mi hermano muerto fuma un cigarrillo junto a mí.
de: Poesía
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