De esta manera, este mundo por el que paso se deforma y se acumula dentro de mí, hasta el punto de no poder reconocerlo, convertido en un álbum de imágenes inconexas y extrañas, congeladas y fragmentarias, y en una sucesión de estados emocionales que dependen más de mí que de él. No obstante, algunas raras ocasiones, el mundo se revela de repente a través de un movimiento tan asombroso, con leyes tan acordes con mi devenir, que mi atención irrumpe de golpe en un estado de intensa concentración y sobreexcitación en el que cada gesto, cada sonido y cada color quedan grabados para siempre, sin la más mínima posibilidad de olvidarlos jamás. En esos momentos todo parece tan distinto de lo que experimento habitualmente y de cómo vivo cada día, que pienso con horror que sólo existo de verdad en esas raras ocasiones de explosión interna y que, en realidad, sólo he vivido en esta tierra unas veinte o treinta horas.
24/2/12
Las cuatro estaciones
De esta manera, este mundo por el que paso se deforma y se acumula dentro de mí, hasta el punto de no poder reconocerlo, convertido en un álbum de imágenes inconexas y extrañas, congeladas y fragmentarias, y en una sucesión de estados emocionales que dependen más de mí que de él. No obstante, algunas raras ocasiones, el mundo se revela de repente a través de un movimiento tan asombroso, con leyes tan acordes con mi devenir, que mi atención irrumpe de golpe en un estado de intensa concentración y sobreexcitación en el que cada gesto, cada sonido y cada color quedan grabados para siempre, sin la más mínima posibilidad de olvidarlos jamás. En esos momentos todo parece tan distinto de lo que experimento habitualmente y de cómo vivo cada día, que pienso con horror que sólo existo de verdad en esas raras ocasiones de explosión interna y que, en realidad, sólo he vivido en esta tierra unas veinte o treinta horas.
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