La caza de los cuerpos
los juegos que el tiempo nos fue quitando.
la quietud no es buena, la carne se rebela
los poros a la hora del límite se dilatan
mi mente se acelera cada vez más
nada recuerda el primer pensamiento
este paso continuo.
Indescriptible estoy en medio de la cama
no llegan hasta aquí tus ganas ni las mías
mi mano es floja para llamarte
para calamar esta humedad.
Para secarla.
Abrazo la almohada y la fijo entre mis piernas.
Absurdo tratar de inventarte sin recordar tu rostro
tu voz es mi voz un poco más ronca y nada más
imagino las palabras que me dices, las imito
la soledad nos rodea y por primera vez
somos una sola persona
en este difícil goce.
El tiempo es lento y el pensamiento acelerado
-dura medio segundo esta movilidad-
el tiempo es lento
y en pleno centro de la quietud , el espacio
se va haciendo de una luz espesa.
Aún son pocos los ruidos perceptibles
en ese sopor que no termina.
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