Jose, querida amiga, te quiero tanto y te lo digo tan poco...
Te busqué entre las grietas
azules de los témpanos.
Y en los campos de sol.
Entre las nubes grises
necesitaba cielo.
Y en la inmensa intemperie
de mis largos caminos,
soñaba la tibieza
del calor de un umbral.
Tratando de encontrarte
observé, repetidas,
las sombras de mi sombra
en todos los espejos.
¿Fuegos fatuos ? Algunos.
Y enormes laberintos.
Pero también estaban
las miradas celestes
y nuevas golondrinas
volviendo en cada agosto.
Y creyendo encontrarte,
acabé descubriendo
la ignorada y oculta
certeza de mis manos.
Te busqué entre las grietas
azules de los témpanos.
Y en los campos de sol.
Entre las nubes grises
necesitaba cielo.
Y en la inmensa intemperie
de mis largos caminos,
soñaba la tibieza
del calor de un umbral.
Tratando de encontrarte
observé, repetidas,
las sombras de mi sombra
en todos los espejos.
¿Fuegos fatuos ? Algunos.
Y enormes laberintos.
Pero también estaban
las miradas celestes
y nuevas golondrinas
volviendo en cada agosto.
Y creyendo encontrarte,
acabé descubriendo
la ignorada y oculta
certeza de mis manos.
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