27/10/11

E.C.

 
 
 
El equívoco del amor viene de que uno es feliz e infeliz al mismo tiempo; el sufrimiento iguala la voluptuosidad en un torbellino unitario. Es por eso que la desgracia en el amor crece a medida que la mujer comprende, y, por ende, ama mucho más. Una pasión sin límites hace lamentar que los mares tengan fondo, y es en la inmensidad del azul donde uno sacia el deseo de inmersión en lo infinito. Al menos, el cielo no tiene fronteras y parece estar a la medida del suicidio.


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