13/4/11

de: Serenata

Bendito seas, amor mío, por luminoso e imbécil,
Por desordenado y triste, porque te comes las uñas
Y los piojos y los lirios de tu santa axila,
Y amaneces como un loco sentado en una copa.
Bendito seas, amor mío, que nunca has llorado,
Bello rostro agusanado y borrado antes del beso,
Después del poema, el canto y la pura blasfemia.
Bendito seas, amor mío, por tener huesos y sangre,
Y una cabeza pálida y soberbia, partida por el rayo.
Y por no estar jamás ni en triunfo ni en derrota,
Sino amarrado como un tigre a mis cabellos y mis uñas.
Bendito seas por gruñón, por delicado y estúpido,
Por no tener infierno ni cielo conocido, ni muerte
Ni vida, ni hambre ni comida, ni salud ni lepra;
Medusa de tristes orgías, de penas jubilosas,
De torpes esmeraldas en la frente, y bosques
De cabellos devorados por el viento.
Vacío de sesos, de corazón, de intestinos y de sexo,
Bendito seas, amor mío, por todo esto y por nada,
Por miserable y divino, por vivir entre las rosas
Y atisbar por el ojo de la cerradura cuando alguien se desnuda.
Viva sombra destructora de mejillas y de espejos,
Ladrón de uvas, rapazuelo, dios de los naipes y la ropa sucia.
Dulce Caco de celestes dedos y cuernos de hierro,
Señor del vino que me matas con dagas de heliotropo.
Bendito seas, labios de gusano, cascada de avena,
Por poderoso e idiota, por no tener hijos ni padres,
Ni barbas ni senos, ni pies ni cabeza, ni hocico ni corola,
Sino un ramo triste de botones sobre el pecho.
Bendito seas, amor mío, por todo esto y por nada,
Bendito seas, amor, yo me arrodillo, bendito seas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario